10 de octubre de 2008

Bolivia: derrota de la derecha

*Immanuel Wallerstein

La Jornada, sábado 04 de octubre del 2008

En la sorprendente serie de elecciones en Sudamérica en los últimos cinco años, los más radicales resultados ocurrieron en Bolivia, donde Evo Morales resultó electo presidente. No es porque Morales se plantara en la plataforma más radical. Fue más bien que, en este país donde la mayoría de la población son pueblos indígenas, era la primera vez que una persona indígena era electa presidente de la república. Esto en sí mismo fue una profunda revolución social, y no fue apreciada en lo absoluto por los descendientes de los inmigrantes europeos que siempre han controlado el país.

La gran pregunta cuando Morales fue electo era si podría sostenerse en el cargo, o si la derecha boliviana, tal vez coludida con las fuerzas armadas, podría derrocarlo. Ahora él ha demostrado que puede sostenerse.


Hubo tres elementos principales en su programa. Hoy, el ingreso nacional de Bolivia proviene primordialmente de sus exportaciones de gas, esencialmente a Brasil y Argentina. El gas está localizado en las provincias orientales, la así llamada Media Luna. Y estas áreas son las que tienen los porcentajes menores de pueblos indígenas. La mayoría ahí son descendientes de europeos. Hasta que Morales llegó al poder, los precios a los cuales se vendía el gas eran ridículamente bajos. Y el ingreso se quedaba en gran medida en los gobiernos provinciales del oriente.

Así que Morales buscó renegociar los precios del gas que se exporta. E instituyó un impuesto a los hidrocarburos para que le llegara al gobierno nacional mucho más del ingreso por el gas. Morales intentó utilizar el dinero para la redistribución social por todo el país, lo que por supuesto beneficiaría significativamente a las poblaciones indígenas.

Además, la tierra de las provincias orientales está excepcionalmente mal distribuida. Dos tercios de la tierra pertenecen a un sexto del uno por ciento de la población. Morales quiso limitar las hectáreas que una persona particular pudiera poseer –una forma de reforma agraria importante.

En política exterior, Morales intentó mantener relaciones razonables con Estados Unidos. Continuó aceptando el dinero que Estados Unidos había estado otorgando para las operaciones antinarcóticos, especialmente porque el dinero iba a las fuerzas armadas. Sin embargo, además, dio la bienvenida a la ayuda venezolana y a los médicos cubanos. Era claro que Estados Unidos no estaba contento con Morales y que habría preferido que la derecha boliviana retornara al poder.

La estrategia de esa derecha fue exigir más autonomía para los gobiernos regionales, insinuando, en última instancia, la posibilidad de la secesión –un proyecto que nunca promovieron mientras controlaron el gobierno central. Exigieron un referendo de revocación de mandato de Morales. Pero con esa táctica les salió el tiro por la culata.

Morales aceptó el desafío, y le añadió al referendo de revocación una pregunta de si también debía revocarse el mandato de los nueve prefectos provinciales. En el referendo, Morales obtuvo un contundente 68 por ciento de respaldo, mucho mayor que los votos que obtuviera cuando fue electo originalmente. Siete prefectos fueron reafirmados en su cargo pero dos gobernadores contrarios a Morales fueron echados, lo que permitió a Morales nombrar sucesores.

La derecha en las provincias orientales buscó entonces bloquear las exportaciones de gas. Confiaban en inducir a los gobiernos argentino y brasileño a que presionaran a Morales. Los simpatizantes de Morales comenzaron a manifestarse. El gobernador de la provincia de Pando, Leopoldo Fernández, respondió con represión. Más de 30 manifestantes fueron asesinados en El Porvenir, la ciudad capital. Morales arrestó al gobernador y nombró a un almirante naval nuevo prefecto.

En este punto, la presidenta Michelle Bachelet de Chile convocó a una reunión de emergencia de la organización de los 12 estados sudamericanos, la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), para considerar la situación. Los 12 presidentes llegaron a Santiago a la reunión, y de forma unánime adoptaron una resolución del “más pleno y decidido respaldo al gobierno constitucional de la república de Bolivia Evo Morales”, denunciando un posible golpe de Estado. La importancia de esta resolución fue que resultó unánime, y que la firmó aun el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, profundamente pro estadunidense. La resolución fue respaldada por el Grupo de Río, compuesto por 22 países de toda América Latina y el Caribe, incluido México.

La Unasur llamó al diálogo. Morales también llamó al diálogo, aun antes de la resolución de la Unasur. La derecha está entrampada. Su esperanza última era alguna intervención estadunidense. pero Bolivia ha expulsado ahora al embajador estadunidense, Philip Goldberg, por “conspirar contra la democracia”, es decir, con la derecha boliviana. Estados Unidos está ahora retirando sus pequeños proyectos de ayuda en Bolivia. Rusia ha ofrecido cubrir la brecha. Estados Unidos se torna más y más irrelevante en América Latina.

Si uno se pregunta por qué aun Uribe respaldó la resolución, la respuesta es que ningún presidente quiere que la nueva táctica de la secesión reciba apoyo. Estados Unidos intenta también esto en Ecuador, donde también se les revirtió de igual modo, con la gran victoria del referendo por la nueva Constitución del presidente Rafael Correa.


*Sociólogo y científico social histórico estadounidense, principal teórico del análisis de sistema-mundo.

Traducción: Ramón Vera Herrera

Bolivia: El fascismo toma el poder – Morales protesta

*James Petras

16 septiembre del 2008

Los fascistas bolivianos han tomado el poder en cinco de los estados más ricos de Bolivia, expulsando a la fuerza a todos los funcionarios nacionales, asesinando, dañando y asaltando a los líderes, activistas y a los votantes que han respaldado al gobierno nacional - con total impunidad.

Desde que Evo Morales fue electo presidente hace más de 33 meses, la extrema derecha de Bolivia se ha aprovechado de cada concesión, compromiso y gesto conciliatorio del régimen de Morales para expandir su poder político, bloqueando incluso, las reformas sociales menos severas y paralizando el funcionamiento del gobierno a través de maniobras legales y de bandas de violentos maleantes callejeros.

Mientras el gobierno boliviano utilizaba la represión del Estado contra campesinos invasores y mineros huelguistas, se mantuvo como un espectador pasivo, impotente a la toma derechista de la Asamblea Constitucional, de los principales campos de aviación en Santa Cruz (forzando al presidente a huir a su palacio), suspendiendo todo el transporte público, la recaudación de impuestos federales y la inversión pública y de proyectos. Peor aún, los grupos de paramilitares fascistas repetidamente han insultado, golpeado, desnudado y ahuyentado de las principales calles y plazas de las ciudades capitales de las provincias que ellos controlan, a los partidarios campesinos indígenas que apoyan al presidente Morales.

A pesar de ganar casi el 70% del voto nacional en la recordada elección del 10 de agosto del 2008, Morales no ha tomado una sola medida para contrarrestar la toma fascista del poder regional -continúa abogando por el diálogo y el compromiso, así que la extrema derecha acumula fuerzas y se prepara para tomar parte en una guerra civil violenta contra los bolivianos pobres e indígenas. El gobierno de Bolivia expulsó al embajador de los E.E.U.U., Phillip Goldberg, solamente después que la embajada de los E.E.U.U. activamente respaldó el apoderamiento de la extrema derecha después de casi 3 años de un abierto financiamiento y colaboración pública con los secesionistas. Puesto que el régimen de Morales no rompió relaciones con Washington, es probable que una nueva persona designada por la Embajada llegue pronto para continuar con el complot activo realizado por Goldberg junto con la extrema derecha.

El contraste entre la pasividad ignominiosa del presidente y el golpe político agresivo y violento de la derecha fascista es sorprendente. El centro de la violenta rebelión y el éxito de la toma del poder por los fascistas está localizada en cinco departamentos regionales: Santa Cruz, Pando, Beni, Tarija y Chuquisaca, que se agrupan en una organización regional colectiva llamada Consejo Nacional Democrático (CONALDE). Esto incluye prefectos locales, alcaldes, líderes empresariales y jefes de organizaciones de propietarios de tierras que son respaldados por bandas callejeras de maleantes, armados por la derecha, en una variedad de organizaciones, siendo la más importante la unión de jóvenes de Cruceño, que se especializan en destruir, golpear e incluso asesinar a indígenas desarmados que son seguidores de Morales.

El preludio a la guerra civil y a la toma del poder
La guerra civil y la toma del poder de los derechistas en los cinco departamentos sigue una secuencia de acontecimientos, dando como resultado, una recuperación gradual del poder político y social y la posterior puesta en marcha de una multiplicidad de movimientos ofensivos desde dentro de las instituciones gubernamentales e incrementándose a través de acciones directas extra-parlamentarias. Esto ha dado lugar a una escalada de ataques esporádicos de violencia sistemática contra individuos, organizaciones, instituciones públicas y recursos económicos estratégicos. En esta fase más reciente, la oposición ha arrojado su cobertura institucional “legalista” y ha tomado el control violento de las instituciones del Estado, y abiertamente ha declarado su secesión desde el gobierno central, desafiando la autoridad del gobierno para gobernar y ejercer su monopolio legal sobre las fuerzas policiales.

Desde el poder popular a la toma del poder neo-fascista


1. El punto de partida de la insurrección secesionistas neo-fascista comienza en el 2005 cuando a todos los intentos y propuestas, un levantamiento colectivo de trabajadores-campesinos-indígenas-mineros derrocó al régimen titular neoliberal y dominó las calles, presentando todos los ingredientes para un nuevo gobierno revolucionario.

2. Bajo el liderazgo de Evo Morales y el organizador anterior del NGO, García Linera y su partido electoral, el Movimiento al Socialismo (MAS), el movimiento colectivo se convirtió en las calles, de una actividad autónoma y de revolución social hacia una política electoral. Evo Morales fue electo presidente en diciembre del 2005 y procedió a firmar pactos políticos con los partidos de derecha para compartir el poder institucional en la búsqueda de un programa político-económico de centro. Se trataba de empresas conjuntas con todas las corporaciones multinacionales que extraen mineral (excepto las expropiaciones y la nacionalización) señal minimalista de programas de reforma agraria (nunca aplicados) y políticas fiscales restrictivas (excepto la redistribución de los ingresos y la limitación de los salarios y los aumentos de sueldos a la tasa de inflación).

3. A mediados del 2006, la extrema derecha se había recuperado de su derrota electoral y por medio de su presencia en la recién elegida Asamblea Constitucional, maniobró eficazmente para bloquear la aprobación de la nueva Constitución. El gobierno se centró exclusivamente en su programa de reforma política, consolidó sus empresas conjuntas con todas las principales multinacionales de gas y petróleo, renovó contratos desfavorables de gas con Brasil (Bolivia pagando muy por debajo de los precios del mercado mundial) y desmovilizó los movimientos colectivos a través del control del partido MAS sobre dirigentes urbanos y rurales (con la excepción de los mineros).

4. A partir de finales del 2006 y en el transcurso del 2007, la derecha neofascista se basó en sus tropas de choque extra-parlamentarias para asaltar a representantes pro-gubernamentales en la Asamblea Constitucional, para organizar bloqueos de carreteras y para hacer valer su independencia (autonomía) del gobierno nacional. El gobierno boliviano rechazó cualquier recurso a la movilización popular exigida por los sectores más radicalizados de los mineros de Oruro y Potosí. Y en lugar de ello se retiró, frente a la presión institucional de la derecha neo-fascista, ofreciendo concesiones en la redacción de la Constitución. Morales hizo una serie de concesiones estratégicas en el número de propiedades de tierras exentas de la reforma agraria, cediendo poderes judiciales y fiscales a los gobernantes regionales fascistas y concedió el control de los caminos, carreteras y plazas a las bandas bien armadas de neofascistas.

5. En el transcurso del 2008, la derecha neofascista continuó su “marcha a través de las instituciones” consolidando su control sobre los gobiernos locales y regionales, y reclamos sobre los ingresos procedentes de los sectores económicos estratégicos –los cuales están localizados en las regiones disputadas. A mediados del 2008, la derecha abiertamente mantuvo sus demandas secesionistas y procedió a crear una policía, aduana, agencias fiscales y otros organismos de gobierno de manera paralela. El régimen secesionista dió licencia a negocios, propietarios y a la élite urbana de clase media. A través de su liderazgo de las autoproclamadas “organizaciones cívicas” y de sus agentes armados, procedieron a intimidar y a asaltar a miles de partidarios del gobierno, campesinos, activistas indígenas, oficiales y dueños de negocios pro-gubernamentales, vendedores ambulantes, profesores de escuelas, trabajadores de la salud y a otros empleadores públicos. La estrategia neofascista para la toma del poder del Estado estuvo basada en la acumulación de fuerzas a través de demostraciones públicas de poder, encuentros masivos y clausuras de negocios urbanos. Cualquier partidario del gobierno nacional que no acatara su ataque, era objeto de padecer crueles castigos públicos, incluyendo palizas y humillación pública en plazas públicas a indígenas y campesinos partidarios de Morales, donde eran desvestidos y azotados frente a las burlas de una multitud de europeos de piel blanca.

De la protesta a la toma del poder
En agosto del 2008, después de haber experimentado solo anémicas y repetidas protestas intrascendentes del gobierno de Morales-García, los neofascistas lanzaron un extenso ataque relámpago, dando rienda suelta y respaldo financiero y político, a asaltos a gran escala en principales instalaciones federales, en agencias y sindicatos, y en oficinas de asociaciones campesinas. Tomaron control de los campos de aviación, negando los derechos de aterrizaje a algún gobernante u oficial relacionado al gobierno, incluyendo al presidente Morales y al vicepresidente García y a cualquier dignatario visitante.

Desde el principio, el evento desencadenante para la puesta en marcha de la guerra civil neofascista y la violenta toma del poder, fue la victoria electoral de Morales-García en el referéndum del 8 de agosto –donde Morales obtuvo el 67% de los votos. El resultado dejó en claro que la derecha no podría volver al poder nacional por la vía electoral, cuando su única mayoría electoral se obtuvo en los departamentos que ella gobierna. Pero incluso, en los cinco departamentos controlados por la derecha, Morales recibió aproximadamente el 40% de los votos, una fuerte minoría en la ciudades y una mayoría en muchas zonas rurales entre el campesinado.

La clase capitalista, como en otras lugares a través de la historia, cuando se enfrenta, incluso con algunas reformas moderadas de propiedad, pero especialmente, cuando se enfrenta a un régimen cobarde, retractario y conciliatorio, desecha los métodos constitucionales de la oposición. Ellos mismos se unen a los oficiales locales neofascistas, a los líderes “cívicos” e incluso a pandillas violentas de jóvenes ricos de Santa Cruz. Morales se negó a ordenar a la policía y a los militares defender los edificios públicos frente a los incendiarios y violentos ataques, que destruyeron servicios públicos, oficinas de telecomunicaciones, de aduanas, de contabilidad y de catastro, archivos oficiales y registros estatales. Por el contrario, Morales los obligó a retirarse.

En Pando y Tarifa, los gasoductos y oleoductos fueron explotados, causando grandes daños y la pérdida de millones de dólares de ingresos para el Estado. Finalmente, el 11 de septiembre del 2008 en Pando, más de un centenar de campesinos pro-Morales fueron asesinados o heridos en una emboscada organizada por vigilantes armados apoyados por el departamento del prefecto Leopoldo Fernández y sus seguidores de las organizaciones “cívicas”. La destrucción sistemática de todos los signos y símbolos de la autoridad del gobierno federal y el asesinato e intimidación de trabajadores campesinos partidarios de Morales, anunció la etapa final de este proceso de secesión de 3 años, de represión étnica-racial y de la imposición de un nuevo orden político fascista.

Mientras que la guerra civil dirigida por los neofascistas a través de las 5 provincias, se llevó a cabo sin la oposición del gobierno nacional, los ministros de Morales adoptaron posturas extrañas: García-Linera racionalizó la impotencia del régimen desestimando la toma del poder por el aparato neofascista en los 5 departamentos, como actos de vandalismo por una banda de 500 delincuentes. Mientras que Bolivia ardía, el Ministro del Interior Alfredo Rada y el Ministro de Defensa Walker San Miguel trataron inútilmente de minimizar la toma ilegal del poder por los neofascistas, de casi la mitad del país con el 80% del ingreso nacional, minimizando la inminente guerra civil a actos de vandalismo delincuenciales en diferentes regiones del este y sur del país.

El 12 de septiembre del 2008, Morales aparentemente ajeno al ataque masivo y continuo y a la toma del poder, en realidad convocó a un encuentro con los prefectos neofascistas para un diálogo sin condiciones previas. En otras palabras, Morales los absolvió de la brutal masacre de más de un centenar de campesinos e ignoró el sabotaje económico, que acompañó a la incautación y destrucción de petróleo, gas y otros esenciales ingresos de sectores productivos. Sobra decir que los neofascistas se reunieron con Morales sin la concesión de un solo acuerdo. De hecho, la única razón que ellos vieron en todo eso es que Morales fue finalmente obligado a declarar un estado de sitio en Pando –posterior a la matanza de 30 campesinos por vigilantes armados bajo el control del prefecto de Pando, Leopoldo Fernández.

Las tropas tuvieron que desalojar el campo de aviación ocupadas por los matones de la derecha, quienes anteriormente habían impedido el aterrizaje de un avión de transporte del gobierno. Los otros 4 departamentos bajo control de los neofascistas no fueron afectados por la declaración de un estado de sitio. En Pando, ahora con la presencia militar, se resguardan edificios públicos y las instalaciones de petróleo y gas, el gobierno finalmente decidió arrestar al prefecto de la derecha por su participación en las matanzas.

¿Un giro hacia el buen gobierno?
El Presidente Morales finalmente ordenó al embajador Phillip Goldberg de los E.E.U.U., abandonar el país después de 2 años de intervenir directamente en la planeación, financiamiento y respaldo a la guerra y en la toma del poder regional organizada por la clase neofascista. Más de $125 millones en fondos en ayuda financió casi exclusivamente a las organizaciones neofascistas “cívicas” y a través de ellas, a la “Unión Juvenil de Santa Cruz”, vigilantes raciales armados. Morales se tardó demasiado en declarar estado de sitio, y solamente se produjo bajo la presión de sus agitados partidarios entre ellos, los campesinos y los movimientos colectivos urbanos, que comenzaron a organizarse y armarse por ellos mismos, independientemente del impotente gobierno federal. Morales también respondió a la presión de Brasil, Argentina, Venezuela y de otros países para poner fin a la violencia. Brasil y Argentina se vieron afectados por la interrupción del vital gas natural enviado desde Bolivia. Incluso los regímenes constitucionales de derecha, como Bachelet de Chile y de Alan García de Perú, respaldaron a Morales e indirectamente lo presionaron para actuar por temor de crear un precedente de una exitosa toma del poder regional secesionista violenta de la derecha que podría gestarse en sus propios países.

Conclusiones
El estado de sitio y la expulsión del embajador de los E.E.U.U. pueden ser considerados como movimientos positivos que se realizaron muy tarde para reafirmar la soberanía boliviana y defender el orden constitucional. Pero, ¿qué sigue?


Los neofascistas han aprovechado el poder regional gubernamental. Todavía controlan el 80% de los recursos económicos estratégicos de Bolivia. La mayoría de la población que vive bajo el poder derechista se encuentra sin la protección del gobierno central. Solamente algunos gaseoductos y oleoductos de petróleo y gas natural han sido asegurados temporalmente por las tropas federales. Morales ha confiado en los militares para defender su régimen, dejando de lado, marginando y desmovilizando los movimientos populares y emergentes de autodefensa. La fiabilidad del ejército boliviano no está garantizada. Por conveniencia estratégica para la defensa del régimen de Morales contra la derecha neofascista, las fuerzas armadas pueden asumir poderes como árbitros en el futuro del país. Morales está relativamente seguro escondido en los Andes; pero sus seguidores en los 5 departamentos en el Este, continúan enfrentándose al poder represivo de los neofascistas y de sus bandas organizadas de vigilantes. Igualmente importante, Morales, frente a la resistencia violenta de la extrema derecha, demuestra toda la intención de hacer nuevas concesiones en los ingresos y compartir el poder con la élite dominante. Él está abierto a hacer aún más concesiones a los cien grandes terratenientes, a los magnates de los medios de comunicación, a banqueros y agro-exportadores que están presionándolo para la secesión.

En repetidas ocasiones, durante los 3 últimos años, los indígenas, los campesinos, los mineros, los habitantes de los barrios bajos y los empleados públicos, se han organizado y luchado por la reforma agraria, por la nacionalización de las minas y de los yacimientos de petróleo para que sean controlados por los trabajadores y por sueldos y salarios justos. Lo que ellos han conseguido de Morales es un gobierno de austeridad fiscal, de acuerdos económicos con corporaciones extractivas multinacionales extranjeras y con grandes e intocables complejos de agronegocios. A pesar de tener un mandato político para gobernar, Morales ha hecho una sucesión de esfuerzos fallidos para conciliar lo irreconciliable con las élites regionales y económicas. Si hay una lección que Morales puede aprender de los campesinos que han sido denigrados y debatidos en las calles de Santa Cruz, de los sindicalistas que han sido quemados fuera de sus oficinas y hogares en Pando, y de los vendedores ambulantes que han sido expulsados de los mercados en Tarija, es que no puede hacer tratos con los fascistas. No puede derrotar el fascismo con elecciones y concesiones a grandes pagadores terratenientes.


Tomado de http://petras.lahaine.org/


*Profesor emérito de Sociología en la Universidad de Binghamton (Nueva York). Petras se describe a sí mismo como un activista y escritor revolucionario y anti-imperialista. Ha trabajado con el movimiento de trabajadores de los Sin tierra en Brasil y el movimiento obrero en Argentina.

Traducido para Sotavento CIAC por Gabriela Alcántara


9 de octubre de 2008

Malos tiempos

(relato testimonio)

Gualberto Díaz González
Sociólogo, catedrático de la Facultad de Sociología de la Universidad Veracruzana


El personaje de este relato nos entrega su experiencia sobre lo que vio y vivió en esos malos tiempos de octubre de 1968 en la ciudad de México. El testimonio como técnica de investigación cualitativa, historias de vida o literatura testimonio, es una herramienta indispensable para el estudio de lo social.


Hay muchas razones para no olvidar el 68 mexicano. La memoria es la historia que debemos entregar. Y el rescate de la historia apuntala la memoria colectiva de los pueblos, reivindica luchas sociales, señala vejaciones y represiones políticas, pero sobre todo lanza una vez más las preguntas: ¿Dónde arrojaron a nuestros muertos? ¿Dónde tiraron a nuestros muertos? ¿A qué prisiones clandestinas se llevaron a los sentenciados?


En ese tiempo yo vivía con dos amigos, Raimundo y Víctor, en el edificio Guanajuato de la Unidad de Tlatelolco. Raimundo trabajaba y tenía un sueldo seguro. Víctor y yo salíamos a vender libros, no teníamos sueldo seguro, pasábamos hambre.
Me sentí muy contento de estar participando en el movimiento estudiantil... había cundido la lucha abarcando muchos sectores y Tlatelolco se había convertido en escenario de los mítines.
El 2 de octubre no pudimos ir al mitin, “desgraciadamente”, dijimos sin imaginar lo que pasaría. Estábamos enojados por no haber podido asistir, pues Raimundo llegó tarde con el dinero de su quincena y habíamos quedado de ir a comprar la despensa, no habíamos comido en todo el día.
Fuimos al supermercado de Liverpool. Aparte de lo que se compraba, había que robarse alguna cosita para “expropiar”; en ese tiempo entre los jóvenes se decía: “Vamos a expropiar. Si voy a gastar tanto, me van a robar tanto, pues me robo algo para compensar”.
Nos entretuvimos en el almacén expropiando, y cuesta un poco de trabajo, ten da nervios y no puedes agarrar nada y si te vas así sin nada sientes que el dueño del almacén te chingó, no tuviste el valor, te cuestionas y andas preocupado.
Víctor no podía despegarse de un estante donde había rastrillos de plástico, quería llevarse uno y ya tenía como media hora ahí parado, entre el sí y el no, tieso y pálido de la emoción. Por fin lo despertamos y nos fuimos, Víctor salió encabronadísimo porque no pudo robarse el rastrillo. Tomamos un taxi que agarró por Manuel González, de pronto nos sorprendió ver a un joven que, iluminado por los fanales del taxi, nos atajaba con los brazos abiertos, blanco como un papel, que nos gritaba:
-¡No vayan! ¡No vayan!... -algo más decía que ya no entendí. El chofer lo esquivó y seguimos adelante.
-¿Qué dijo?
-Dijo: “¡No vayan... los están matando a todos!” -comentó el chofer, extrañado.
La calle estaba en penumbras pero alcanzamos a ver que a los lados, en los edificios rumbo a Tlatelolco, había soldados apostados, agachados en posición de ataque. Y al darnos cuenta decidimos cambiar de ruta y dimos la vuelta para entrar por Calzada de Guadalupe y esquivar toda la zona que estuviera copada por soldados.
El taxi nos dejó por Paseo de la Reforma. Bajamos del taxi y caminamos viendo a todos lados tratando de entender. Entramos a nuestro edificio. No vimos nada... no supimos nada. Entramos al elevador viéndonos las caras en silencio:
-¿Qué pasaría en el mitin? ¿Qué estará pasando? Comemos algo rápido y nos vamos al mitin -decíamos.
Entramos al departamento. No oíamos nada en especial, ninguna señal de nada. Destapamos una botella de vino tinto que habíamos comprado para cenar, sacamos el queso y el pan, servimos los vasos y en ese momento tocaron a la puerta. Abrimos y entró un actor que le decían el Picucho, con el que yo había trabajado hacía tiempo en una obra, y nos dijo espantadísimo que los soldados habían entrado al teatro Comonford, donde estaban ensayando habían sacado a todos violentamente y se habían llevado a algunos... El Picucho nos dijo que estaban matando... que no sabía... que salió corriendo de allá cuando llegaron los soldados...
Al ratito llegaron otros dos hombres que habíamos conocido en el teatro Coyoacán, unos personajes de los cuales nunca llegamos a saber quiénes eran realmente, tocaron y les abrimos, pasaron igual de aterrados y nos dijeron: “Algo está pasando... hubo una balacera... por eso subimos a refugiarnos aquí...”
Estábamos platicando... en eso se soltó la balacera en la Plaza de las Tres Culturas... una balacera... escucharla... trepidar la balacera... sabiendo que cada golpe es una bala que va a matar a alguien... cada vez que suena el disparo es una bala que sale buscando matar y pensar que ahí está toda la gente que tú conociste en los mítines, las señoras, los señores, los jóvenes, los compañeros... tú sabes que están ahí, que son ellos... no puedes creerlo... y era un negarse de la mente y un asombro de tal fuerza que quieres salir corriendo hacia allá... no puedes permitir que eso sea verdad.
En la ventana cruzaban las balas por el cielo. Nos echamos todos al suelo para librarnos de la ventana. Y uno de los que llegaron después que el Picucho, el más joven, comenzó a gritar en la ventana:
-¡Hijos de la chingada...! ¡Malditos asesinos! -lo jalamos del pantalón:
-!Cálmate! ¡Agáchate, cabrón! -lo insultábamos para que se tirara al suelo. Estuvimos cada uno en silencio, sin movernos, escuchando la balacera prolongada, meditando cada quien para nuestra personal y profunda conciencia. No solo era miedo, era incredulidad y asombro. Luego vino el silencio y de ahí los gritos de personas que se buscaban:
-¿Cómo era posible esta locura del gobierno?
Hasta la fecha no lo concibo. Después de unas horas se despidieron los que estaban refugiados en nuestro departamento. Nos quedamos los tres, Raimundo, Víctor y yo, pensando, preguntándonos qué íbamos ha hacer, aterrados. Nos acostamos pero no podíamos dormir y oíamos los gritos en la oscuridad, en las escaleras, alaridos de personas perdidas... una mujer gritaba enloquecida... en la oscuridad y con el fondo de otros gritos lejanos:
-¡No mi vida... es que tú no me comprendes -decía-. No me comprendes, mi vida... mi amor... debes de comprender...
Amaneció.
-Creo que lo más sensato será que cada quien se vaya a trabajar como siempre, para no despertar sospechas -dije.
Nos comenzó a entrar la duda de que si mejor escapar y no regresar al departamento... pero la policía nos iba a buscar... tenían nuestra dirección, de seguro estábamos fichados, nos íbamos a convertir en sospechosos por haber abandonado el edificio. Pero si no teníamos ninguna vela en el entierro, no teníamos nada qué temer. Aparentemente suena lógico, después nos dimos cuenta que fue un gran error.
-Como toda la gente ya está en la calle, vamos a bajar, vamos a dar una vuelta por Tlatelolco... hay que pasar por la calle de Manuel González... –dijimos.
Fuimos caminando por la calle donde está la Secretaría de Relaciones Exteriores y veíamos a toda la gente desconcertada igual que nosotros, un coche se arrimó a la banqueta para estacionarse, se bajó un señor vestido de traje, le pegaron un balazo en la cabeza y cayó al suelo. Los soldados que estaban apostados tomaron posiciones, veían hacia arriba buscando de dónde pudo haber venido la bala. Ahí estaba tirado el señor muerto. Nos quedamos parados:
-No vayas a correr -le dije a Víctor.
Seguimos caminando... ¿cómo puede uno caminar tranquilo? Nos fuimos por otro lado. Pasamos cerca de la explanada de la plaza de las Tres Culturas y vimos que un grupo de trabajadores lavando la sangre. Regresamos al departamento. Llegó la noche. Y en la noche cortaron la luz de los edificios... luego volvió. Los soldados estaban enfrente del edificio apostados con sus armas, los veíamos por nuestra ventana sin cortinas... Al señor de la mañana quién sabe quién lo mató... era la lucha y la represión desatada.
Ese día no vendimos ningún libro, no nos pudimos concentrar. Fuimos cada quien con nuestras familias a comentar lo que pasó y quedamos en regresar al departamento como si nada. Pero en mi casa mi papá y mi hermana me decían que no debíamos regresar:
-No... ya no vayas para allá...
-Les van hacer algo...
Pero ya habíamos hecho el acuerdo, regresamos los tres a pasar la noche en el edificio Guanajuato. Estábamos llenos de sospechas. A un amigo que era el hijo de Cuco Sánchez, por ejemplo, vecino de nosotros dos pisos arriba, lo conocimos cantando en la cavita del teatro Coyoacán, vivía con su chava, teníamos cierta amistad y desde el momento que sucedió todo, no volvimos a verlo, se lo tragó la tierra, en su casa no contestó nunca nadie. No supimos si lo desaparecieron o si era de la policía... Todo quedó en suspenso. La gente encerrada en su edificio. Casi nadie salía ni entraba. Los soldados vigilaban todo el tiempo.
Al día siguiente se nos ocurrió que había que hacer una limpieza general en el departamento. Con la aspiradora estuvimos limpiando la alfombra. Una aspiradora de lejos puede parecer cualquier arma, y Víctor, que se encargaba de quitar y cambiar los cepillos, se acercaba a la ventana a ver a los soldados con el manguerón de la aspiradora en la mano.
-¡Oye, no la chingues! ¡Cómo se te ocurre pararte ahí con el tubo en la mano? ¿No ves que nos están viendo? Por eso abrimos las cortinas, para que vean hacia adentro, que vean que no nos ocultamos, por eso estamos haciendo la limpieza.
Al medio día tocaron a la puerta... Raimundo estaba en el baño, yo leía el periódico pero no me podía concentrar, eran como las doce y media, tocaron y fui a abrir con plena conciencia, hablando fuerte, tenía miedo que fueran a disparar sobre la cerradura.
-¡Van! ¡Van! ¡Voy!
Abrí rápidamente. Era un señor alto, güero, de semblante tranquilo, y dos sapos, a su diestra y siniestra, sin ofender a los sapos.
-Buenas, buenas -me dice el güero que era el comandante-. Venimos a hacerles unas preguntas.
-Sí, cómo no… -abrí toda la puerta para que pudieran entrar.
-Ustedes ¿dónde tienen las armas? -dice uno de los sapos al entrar.
-Estamos haciendo una investigación -dijo el güero- y queremos ver por favor sus identificaciones, si son tan amables.
-Cómo no -le digo.
Mientras le mostraba mis credenciales, los sapos andaban por todo el departamento, se iba uno para allá, espiaba otro por acá, iban abrir el baño y le digo:
-Ahí está otro compañero, está en el baño -no fueran a sorprender a Raimundo y pensaran que se escondía.
-Ah, ¿sí? -dijo un sapo y abrió la puerta completamente, Raimundo estaba sentado en la
taza con los pantalones en los tobillos, el sapo se metió y registró la ropa sucia que había, salió.
El güero veía las identificaciones:
-Ah -dice-, pues qué bien, tienen todas sus cosas en regla. Qué bueno, les felicito. Ay nos vemos.
-Sí, que les vaya bien -les digo.
-Disculpen -responde el güero.
-Sí, no hay cuidado. Adiós -“¡ya la libramos!”, dijimos en cuanto cerramos la puerta.
A las doce de la noche regresaron. Estábamos viendo una película de terror, donde un asesino acorralaba a una muchacha en una azotea y estaba a punto de hacerla caer, la muchacha se reclinaba en el barandal y el asesino se acercaba. Raimundo y Víctor se habían ido a dormir. Cuando tocaron a la puerta abrí completamente y ahora eran soldados con ametralladoras. Venía de nuevo el güero, los dos sapos y tres soldados con miradas de odio.
-Ya volvimos -dijo el güero, el comandante.
-Pasen... pasen... -dije como quien recibe a una visita.
-¿Por qué tienen tantos pares de zapatos? -preguntó un sapo, pues eran cuatro pares, uno de nosotros tenía dos-. Si son tres, ¿por qué hay cuatro pares? -según él muy Sherlock Holmes. Estaba la alfombra recién lavada por lo que dejamos los zapatos en el pasillo de madera:
-No... es que hicimos la limpieza de la alfombra.
-Ah, pues nos hubieran dicho -dijo el güero-, también nosotros nos hubiéramos quitado los zapatos.
Se echaron a reír... no pude dar crédito... es una locura... "Ni que estuviéramos en una serie de televisión norteamericana", pensé. Los soldados no se reían, estaban con cara de gente invitada al mal, despidiendo un olor funesto.
-¿En dónde están las armas? -me preguntó el güero.
-¿Cuáles armas? -contesté riendo como si fuera una broma.
Los soldados ya estaban metidos en el cuarto volteando el colchón, tirando la ropa para todos lados, otro metido en el baño sacando los papeles cagados, regándolos en el suelo, otro abriendo el refrigerador y paseándose por la cocina, otro chaparro preguntándome:
-¿Quién pinta?
-Yo -le dije. El sapo estaba viendo un cuadro en la pared, y muy detective, me dice:
-¿Estudió usted en San Carlos?
-No.
-¿Y qué hacen actualmente? -pregunta.
-Actualmente estamos haciendo unas obras de teatro -le digo.
-Mhhh... ¿Unas obras? ¿Extranjeras?
-No, son de Antón Chéjov.
-Ah, bueno... -dice.
Hazme el favor, qué diálogos. San Carlos era un nido de estudiosos del marxismo.
-¿Y quién toca el saxofón? -pregunta, viendo al pobre saxofón arrinconado.
-Raimundo...
-Ah... -dice, viendo a Raimundo que al igual que Víctor habían perdido el habla.
Que dónde teníamos las armas. Que si conocíamos a la señora Aurora, porque ella y nosotros estábamos acusados de haber metido una caja de armas al edificio.
-Eso no es cierto -dije.
Que la señora Aurora era una sirvienta que vivía en la azotea del edificio.
-No. No conocemos a la señora Aurora...
-Bueno -dijo el güero-, pónganse sus zapatos y desconecten su refrigerador. Vamos a salir.
-A dónde -pregunté como si nos estuvieran invitando al cine.
-Vamos a hacer una investigación –contestó el güero.
-Pero ¿por qué vamos a desconectar el refrigerador? ¿Que vamos a tardar mucho? -le pregunté.
-Depende -me responde.
-¿Depende? -me entró miedo- ¿Que vamos a ir muy lejos?
Yo tratando de saber qué hacer en ese momento... No sé de dónde sale una cierta defensa que te permite contener el miedo.
-Vámonos -concluye el güero.
Salimos del departamento, los soldados atrás. Como eran dos elevadores, nos separaron. Víctor y Raimundo se fueron con aquellos sapos al otro elevador y me quedé con éstos dos. Los chaparros resollaban fuerte, con una respiración tensa, desagradable. Salí con mi escolta y pasamos por el estacionamiento del edificio:
-Voltee hacia allá -me dijo un policía-. Esa que está ahí, mire para ése carro, esa es la señora Aurora.
Una pobre señora que tenían dentro del carro, aterrada, a punto de explotar:
-No. No conozco a la señora -le respondí.
-Ella dice que los conoce a ustedes. Ya confesó.
-No, no... -dije.
-¡Súbase al carro!
Me subí apretado entre dos gorilas. El gorila que estaba a mi derecha sacó un cigarro, se lo puso en los labios y sacó su encendedor.
-¿Me regala un cigarro? -le dije.
Se quedó desconcertado, un pequeño momento en el que no supo cómo responder, optó por sacar un cigarro de su cajetilla y dármelo, lo recibí, guardó su cajetilla. Sentí que gané un punto. Ahora qué sigue, pensé, se supone que debo encender mi cigarro y fumar.
-¿No me presta su cigarro, por favor? -le digo, para prender el mío. Un nuevo desconcierto del gorila. Me acerca su cigarro, lo iba yo agarrar y me dice:
-No lo toque.
Puse mi cigarro, acercó el suyo, me lo prendió. A chingao, hasta parecemos novios, pensé.
-¿No conoce a la señora Aurora? -me preguntó el gorila, tratando de recuperar su terreno.
Y me puse a hablar más allá de lo que me preguntaba para establecer una plática, para que no fuera un interrogatorio sino una conversación.
-¿No conoce usted a la señora Aurora?
-No... como nosotros trabajamos vendiendo libros y nos vamos todo el día pues pasamos las horas sin regresar a la casa. Regresamos en la noche cuando toda la gente ya se acostó, lógicamente no conocemos a nadie. Y así son todos los días... -yo trataba de hablar con naturalidad pero por dentro iba con el estómago pegado quién sabe dónde. Llegamos a la procuraduría de Tlaxcuaque, donde encerraban a cantidad de presos políticos. Al llegar volví a ver a Víctor y a Raimundo, sentí un alivio.
Nos presentaron ante una máquina de escribir con secretaria y un Ministerio Público. Teníamos que identificarnos y dejar nuestras pertenencias. Nos llevaron a un cuarto oscuro para detenidos en trámite. Ya era tarde. Toda la gente estaba durmiendo acostada en el suelo. No veíamos nada, no podíamos movernos entre los bultos humanos. Poco a poco nos fuimos acostumbrando a la penumbra. Una voz decía:
-Aquí hay un lugar. Aquí hay un lugar.
Caminamos hacia allá... “¿Quieren agua?” nos preguntó. Agradecí esa solidaridad en medio de las sombras... la gente estaba espantada, en silencio y callada. Eran presos comunes. Los presos políticos estaban en los sótanos, tras las rejas. Nos acomodamos en el suelo. Es difícil dormir en el suelo, en el puro cemento duelen los huesos.
Al día siguiente pudimos ver cuánta gente estaba en ese cuarto, los diferentes personajes. Había solidaridad. Si alguien tenía un chocolate lo repartía entre todos, si alguien tenía un pan... repartíamos todo lo que llegaba de algún familiar o amigo.
Desde donde estábamos podíamos ver el mostrador donde llegaban a informarse sobre familiares presos. Era una gran clientela que entraba y salía y hablaba en voz alta, conversaba y se convertía aquello en un lugar de encuentro, mucha gente en problemas buscando a los suyos. Ahí se encontró la mamá de Víctor Corzo con mi hermano Roque, y vaya que tenía voz la señora:
-Si yo no le prohíbo a Víctor que sea comunista, joder. Lo que le digo es que, bueno, hay que tener cuidado, portarse bien, y eso del comunismo que cada quien sea lo que quiera...
Decía comunismo como cualquier cosa. Era lo único que no se podía decir, era la palabra satanizada. Y Víctor se agarraba la cabeza:
-¡Mira a mi mamá qué está diciendo... ¡Ay, mi mamá!
La señora llevaba una bolsota de tortas, de las que sabía hacer muy bien con chorizo asturiano, riquísimas, vimos cuando se las entregó a los policías para nosotros, pero les sacaron varias tortas y llegaron hasta ya tarde, repartimos lo poquito que había quedado. Se ve que les gustó a los policías, porque los siguientes días ya no nos dieron nada.
Una noche comenzaron a llamar a la gente por su nombre:
-¡Raimundo Herrera!
Paramos las orejas. Se inauguraban los Juegos Olímpicos de 1968 y los policías tenían prendido un televisor y nosotros espiando por la rendija de la puerta que a veces dejaban entreabierta... Todos éramos presos de averiguación previa y estábamos encerrados en un cuarto.
Salió Raimundo. Víctor y yo nos quedamos suspendidos y esperando su vuelta. Al rato regresó y nos dijo:
-Me estuvieron preguntando cosas -y en eso hicimos un rápido acuerdo de hablar con la verdad para no decir cosas distintas o contradictorias, no inventar nada...
-¡Jacinto Casán!
Salí custodiado por un policía que me quería empujar, yo caminaba rápido para que no me empujara...
-¡Aquí! ¡Aquí! -me dice.
Me detuvo ante un sapo que me iba a interrogar con una máquina de escribir. Tenía yo que declarar. En la televisión se veía el estadio Universitario y la multitud de gente disfrutando como si nada hubiera pasado... en el centro del estadio había una tabla de calistenia que decía “JUVENTUD DEL MUNDO, MEXICO TE SALUDA” y las voces y los coros y los colores...
-¡No vea para allá! -me dijo el policía- ¡Póngase aquí! -me colocó para que no pudiera ver la televisión:
-A ver, ¿cómo se llama ?
Le di mi nombre.
-¿En qué trabaja? ¿En dónde vive? ¿Qué piensa del movimiento de los estudiantes? ¿Qué fue lo que pasó el día dos?
-Lo que pasó...
-Ah, ¿sí? ¡Y qué fue?
-Pues la balacera que hubo...
-Ah, ¿hubo balacera?
-Claro.
-¿Y usted cómo lo sabe?
-Salió en los periódicos -siguió:
-Y esa noche que pasó eso, ¿cuántos eran ustedes? ¿En dónde estaban? ¿Usted vio algo? ¿Oyó la balacera?
-Claro que sí, cómo no la voy a oír si vivo a pocos edificios de la Plaza de Las Tres Culturas, se veían las balas pasar por la ventana.
-Ah, ¿se veían las balas pasar por la ventana?
-Sí.
-¿Y de dónde venían?
-De todos lados... Yo qué voy a saber... Atravesaban por todos lados, un cruzadero de balas...
-Ah, bueno. Ya váyase. Regrese con los demás.
Me regresé a la celda y llamaron a Víctor. Cuando iba a salir le dije:
-Tú tranquilo. Tú tranquilo.
Cuando vimos que tardaba en regresar, nos comenzamos a preocupar Raimundo y yo:
-¿Qué pasaría?
-Algo pasó.
Por fin regresó todo pálido como una torta de las que preparaba su mamá, y nos dice:
-¡Por poco me madrean, cabrones!
-¿Por qué?
-Ustedes tuvieron la culpa, me dijeron que había que decir la verdad.
-¿Qué verdad dijiste?
-¿Qué dijiste?
-Me preguntaron: “¿Qué piensa usted del movimiento de los estudiantes?”, y les dije: “Yo pienso que tienen razón”, “¡Ah!, ¿tienen razón?”, casi me madrean. Me estuvieron preguntando de muchas cosas, enojados, me iban a pegar: “¿Usted participaba?” me preguntaron. “No, no participaba, pero sí estoy de acuerdo con ellos”, les contesté.
Pobre Víctor, lo interrogaron duró y lo amenazaron y encima nos enojamos con él:
-¡Pero chingao, por qué me regañan si ustedes tuvieron la culpa!
-¿Sabes lo que puede pasar para que te angusties más? -le dije-. Que den un golpe de Estado y nos fusilen a todos. ¿Qué crees que hacen cuando hay un golpe de Estado? Fusilan a la gente presa. ¿Qué ya no te acuerdas de lo que hemos leído? -que se pone a llorar:
-Yo no quiero morir -decía.
En la prisión hacían correr el rumor que se preparaba un golpe de Estado.
Llegó una noche que nos llamaron a los tres. Vaya, ya vamos a salir. Qué bueno. Uy, respiramos tranquilos.
-Vénganse por acá -nos dijo un policía.
-Y ¿a dónde vamos? -preguntó Raimundo.
-¿Vamos por nuestras cosas? -pregunté al policía.
-No, antes vengan por acá –dice.
-Y ¿cómo qué hora son? -le pregunté.
-Son las nueve -respondió.
Comenzamos a caminar por un pasillo largo, de pronto vemos que de una puerta salió la señora Aurora que venía en estado de crisis:
-¡Señora! -nos vimos con un ligero saludo. Seguimos caminando, pero el pasillo comenzó a hacerse oscuro, ya no había focos, comenzamos a bajar unas escaleras, había que irse agarrando del barandal.
-Oiga, ¿a dónde vamos? ¿No vamos a salir? -pregunté al policía con los huevos en la garganta.
-No.
La señora Aurora explotó en gritos. Ella era una enfermera, venía con su uniforme todo sucio y demacrada del rostro.
-¿A dónde vamos? -le preguntamos al policía.
-A los separos -respondió-. A las crujías.
La señora Aurora empezó a llorar al ir bajando. Poco a poco se fue aclarando la escalera y llegamos a un sótano donde había un escritorio con un policía sentado. El policía que nos traía le entregó una lista con nuestros nombres al policía del escritorio. A la señora Aurora se la llevaron hacia adelante, hacia una crujía, iba gritando. El sapo del escritorio se nos queda viendo con un rencor gratuito:
-Cómo me gustaría tener una ametralladora en este momento -nos dijo- y agarrarlos a todos ustedes así: ¡Tácatácatácatácatáca...!
Nos ametrallaba con su gesto y haciendo el sonido con la boca. Nosotros viéndolo, con el corazón desgarrado, sabiendo que íbamos a las rejas. Desde acá oíamos los gritos de la multitud enrejada. Nos llevaron hacia allá. A medida que dábamos los pasos sentíamos enfrentar lo inevitable... abren la crujía: “¡Raaaaaaaaaaaaaa...!” y vemos a toda la gente prisionera que se agolpa en las rejas cubriendo hasta el tope la celda, una multitud... un coro ensordecedor de hombres desesperados queriendo hablar todos al mismo tiempo... Entramos... uno se entrega como a la muerte, la resignación puede ser una manera de defenderse también... Cerraron la reja y nos rodea la multitud vociferante y, ah qué cosa, como quien despierta de una pesadilla, nos damos cuenta que lo que gritan es:
-¡No tengan miedo!
-¡Somos compañeros!
-¿Qué está pasando afuera!?
-¿¡No trajeron el periódico!?
-¿¡En dónde estaban ustedes!?
-¿¡Dónde los agarraron!? -hablando todos a la vez producía un impacto de enjambre estruendoso.
-¡No se asusten!
-¡Somos compañeros!
Comencé a ver las caras, ya sin el terror que nos cegaba, y vi unos rostros de jóvenes y hombres humanos y amistosos y sus palabras eran un cálido abrazo que te arrancaba de las fauces del miedo.
La Crujía E era una celda de siete por seis, con sus grandes rejas y un foco prendido que únicamente apagaban por la noche.. Cuando amanecía no veíamos la luz, sólo por un diminuto tragaluz que había en la pared podíamos deducir cómo estaba el estado del tiempo, el día y la noche. Éramos como setenta personas encerradas ahí.
El piso estaba sucio y maloliente, se había derramado el agujero que servía de excusado y la gente ahí hacinada, sudando. En ese momento no importaban muchas cosas que se superaban fácilmente y lo que importaba era que la gente se comunicaba con intensidad y surgían diferentes historias. Había un maestro muy gordo que estaba desesperado, decía que él no podía estar ahí, sin embargo al rato se ponía a platicar de astronomía y de repente la Crujía E se convertía en un aula muy concurrida donde escuchábamos a un maestro que nos platicaba de las galaxias y de los soles de otros cielos.
A veces se oían unos cantos que venían de las crujía de atrás. Pregunté quiénes eran los que cantaban con tantas ganas. Me dijeron que eran los presos ya condenados, posiblemente los iban a fusilar o los van a refundir en la cárcel por muchos años. Me impresionó saber esto. Con bravura y dignidad cantaban los sentenciados.
Había un joven guatemalteco, fina la estructura de su cuerpo, esbelto, de ojos azules, que tenía la cabeza vendada y estaba muy pálido. Me enteré que se lo habían llevado a la enfermería y que lo habían golpeado, por eso traía la cabeza vendada. Este muchacho se pegaba a la reja durante el día, y un día yo estaba sentado en una de las literas de cemento y observé que el guatemalteco se cogió fuerte de la reja y alguien comenzó a decir:
-Ya se va a desmayar. ¡Agárrenlo, ya le va dar! -corrieron ayudarlo. Luego supe que se desmayaba siempre, casi todos los días aferrado a las rejas y lo cargaban para acostarlo en una litera. El guatemalteco era una persona sensible, muchacho entusiasta, enamorado de la vida. Pero por ser extranjero, su situación era delicada.
Hay dos chavos que son hermanos. Un día escuché al mayor de ellos sollozando y le pregunté por qué lloraba:
-Es que toda mi familia está comprometida. Mi hermano tuvo que irse de su casa. Lo trajeron preso y dejó a sus hijos. Tiene una niña chiquita de meses. También a su esposa se la llevaron a la cárcel... y a toda mi familia... nosotros íbamos en una camioneta que le encontraron unos cartuchos... Pero... no quiero que mi hermano me oiga llorar... Nosotros estamos muy comprometidos.
Siendo malicioso podía yo pensar que a lo mejor no era verdad, que estaba tratando de intimar, ser confidente con alguien para que ése alguien también le dijera cosas.
Pero a pesar de la desesperación había un clima humano en el que la gente, a través de las conversaciones, podía superar la opresión de las rejas.
Platicaban maestros de la Universidad Nacional Autónoma de México, muchachos estudiantes, gente con conocimiento. Había uno al que le gustaba platicar de cine. El maestro de astronomía seguía con sus crisis:
-Es que no puedo estar aquí. Yo necesito tomar mucha agua, ir mucho al baño...
Pero aún él superaba la situación conversando. A diferencia de las galeras atestadas de delincuentes comunes, los maestros y los jóvenes ahí recluidos, éramos presos políticos y eso le daba un carácter distinto al hacinamiento humano... éramos personas que habíamos sido encerradas por luchar por nuestras ideas.
Entre el gentío había un niño de 12 años con su hermanito cinco.
-¿Por qué están ustedes aquí?
-Es que mi hermano se robó una medallita... -el más chico se había robado la medallita, pero lo más probable es que el grande mandó al chico, el caso es que los dos eran gentes del arroyo de la calle, de la miseria, del abandono, se entiende que hayan robado una medallita, pero no se entiende que unos niños estuvieran en la cárcel. Las galeras se veían como barcos, y entre toda la gente ese niño parado ahí con su hermano mayor. El niño mayor convivía y platicaba como los adultos:
-No, vete a la chingada -se defendía contra un muchacho que todo el tiempo lo bromeaba:
-Te voy a meter la verga, vas a ver, cabrón. Vas a ver. Te la voy a meter y te va a gustar -le decía el muchacho y se reía y se agarraba el pene que se mostraba erecto debajo del pantalón.
Alguien comentaba:
-Ya le hicieron la prueba de la parafina a fulano y salió positiva. La prueba de la parafina es una manera de condenar a la gente. Te llevan, según tu expediente, a hacerte la prueba y te ponen parafina en las manos y cuando dan los resultados te dicen que ha salido positiva para que confieses. Y eso fue lo que le pasó a un tipo que lo engañaron, le decían el Pirata.
-Vas a ver, pinche chamacote, a ti te van a hacer la prueba de la harina -le dice el muchacho al niño- ¿Sabes cómo es? Ponen bastante harina en un papel en el piso, te agachan ahí y te la meten, y si no sangras quiere decir que ya te la habían metido antes, la prueba resulta positiva y te fusilan.
-Vete a la chingada -le respondía el niño.
Las voces se entrecruzaban.
En la prueba de la parafina había caído el Pirata, que era un muchacho moreno de regular estatura, robusto, tenía un ojo morado por los golpes que le habían dado los policías. El Pirata estaba desesperado porque había cometido un error.
-¿Sabes lo que hizo el Pirata? Por pendejo anda desesperado ahora. Dicen que ya lo van a fusilar porque su prueba dizque salió positiva -platicaba un preso-. Pero él no disparó nada ni tiró ninguna bomba molotov. Simplemente como le dijeron que su prueba salió positiva lo comenzaron a golpear. Y entre los golpes y los gritos que él daba, le dijeron “Dinos y ya no te golpeamos”. Y él dijo: “Está bien. Está bien. Sí, sí... yo tenía una bomba molotov”. Ahí está, ¿ya ves?
-¡Cabrón!, y que me siguen golpeando -interviene el Pirata sentado en su litera-. Pensé que ya no me iban a golpear y me siguieron golpeando, hasta que grité: “¡Sí, pero no la tiré... Esa bomba no la tiré...!”.
Pobre, está en la lista del peligro. El Pirata lo sabía, por eso se alteraba, se bajaba de la litera de un brinco y gritaba.
-¿Quién quiere madrearse conmigo? Quiero darme un tirito con alguien. ¿Quién se quiere romper la madre conmigo?
-¡Ya cálmate, Pirata! ¡Cálmate! Si no estás llorando, estás retando a la gente porque estás desesperado. Pero eso te pasó por pendejo, por haberte creído de los policías. Te engañaron y ya te chingaste.
-Bueno, está bien -decía el Pirata-, pero por favor, el que salga que le diga a Rius que me ponga en la lista de los que van a fusilar.
-Ya cálmate, Pirata, no te van hacer nada, vas a ver.


Había un rumor de voces, se hacían diálogos y preguntas y había momentos de brisa en ese mar. Uno de los consignados era el guatemalteco. Decían que lo iban a deportar a su país y si lo deportaban en su país lo iban a fregar. Decían los rumores que podían dar un golpe de Estado, que el trompudo de Díaz Ordaz siguiendo la línea de su apellido, Porfirio Díaz, está en un plan de traidor de su pueblo y es muy probable que combine todo con un golpe de Estado, decíamos preocupados. Un periódico era un tesoro, queríamos saber qué pasaba.
El Bombero, nuestro carcelero, tenía una actitud paternal con los prisioneros, le gustaba sentirse importante. Para él era novedoso estar cuidando una crujía llena de personas que no eran delincuentes comunes sino estudiantes, intelectuales y políticos. Tenía la jerarquía de ser el carcelero de hombres que alegaban y discutían, que sabían ser amables y respetuosos.
-¡Bombero, Bombero!, consígueme un periódico –le decía uno.
-Bueno, está bien, pero no griten -contestaba como a sus niños-, sino les voy a volver a tirar agua como el otro día.
Cuando nosotros llegamos supimos que acababa de haber una represión fuerte con manguera. El manguerazo en la cárcel decían que era muy doloroso. La represión fue porque habían gritado madres contra el gobierno. El Bombero había logrado que los muchachos mantuvieran orden y él correspondía consiguiéndoles el periódico:
-Se los voy a traer, pero pórtense bien, sino a mí me chingan. Estense tranquilos. Al rato voy a ver si les consigo el periódico.
En eso se oyó la voz del sapo del escritorio:
-¡Ya cuélgalos de los huevos, cabrón! ¡Cuélgalos de los huevos a los hijos de la chingada!
El Bombero le contestó al policía:
-¡Cuélgalos tú, hijo de tu chingada madre, por qué me mandas a mí! ¡Si estos muchachos no han hecho nada!
Un día llegó el Bombero y nos dijo:
-Ya mero van a salir, ¿eh? -y al oir esto varios nos pusimos de pie:
-¿Cuando van a traer la lista de los que van a salir? -preguntamos.
-Ya mero la traen - respondía el Bombero.
Pasaba el día, llegaba la noche y llegaba el Bombero:
-Probablemente hoy traigan la lista, por la tarde o mañana.
Así pasaban los días, todo se quedaba en promesa, hoy, mañana, nunca llegaba la lista de los que iban a salir ni sacaban a nadie.


Sucedió una cosa extraña con Raimundo, el compañero del departamento, que hasta la fecha no sé exactamente qué pasó. Raimundo tenía un hermano dentro de los agentes de la policía secreta y cuando nos fueron a aprehender, cuando fueron a catear el departamento por segunda vez, llegó su hermano entre los policías y, al ver a Raimundo, se fue a la recámara con él (nosotros no sabíamos lo del hermano), cerraron la puerta y nunca supimos de qué hablaron. Y ahora que estábamos en la cárcel, venían por Raimundo, lo sacaban de las rejas y al rato regresaba con un palillo en la boca, dándose el lujo de ostentar que había comido cuando en la crujía no teníamos nada, nos daban porquerías intencionalmente para que no comiéramos: unos frijoles duros y pasmados con agua sucia en un bote de lata con unos huesos de res apestosos y unos bolillos de piedra que servían para pegar en la reja cuando protestábamos y no se despostillaban los pinches bolillos, y Raimundo llegaba con su palillo en la boca, ni siquiera nos traía un pan, digamos que se metiera en la bolsa.
-Oye, ¿tu hermano qué te dice? -le pregunté.
-“Yo te voy a sacar a ti”, me dice: “A los demás que se los lleve la chingada”.
-¿Y tú qué le dijiste?
-Pues le dije: “No, tenemos que salir todos”. Pero... este... realmente si me sacan a mí, pues ya procuraría hacer algo, también, ¿no?
Sentía orgullo de su situación privilegiada. Ese era nuestro compañero Raimundo. Y el Víctor, un muchacho asturiano que toda su vida había vivido en un hogar donde no le faltaba nada, siempre había comido bien, y verse ahora así le era de una enorme turbulencia, no soportaba comer lo que nos daban. Yo sí comía el frijol, lo que fuera con tal de vivir.
Una mañana pasó un barrendero frente a nuestras rejas y nos gritó:
-Ya ven, cabrones, por andar gritando el nombre de Vallejo.
Un compañero parado cerca de la reja le preguntó:
-Y ¿quién es Vallejo?
El barrendero se hizo el ofendido y se fue con su escoba, sin contestar. No sabía quién era Demetrio Vallejo.
A lado de la crujía de nosotros había un personaje recluido con los presos comunes que quién sabe por qué lo dejaban salir al pasillo y andaba con una escoba siempre contoneándose. Cuando pasaba frente a nuestra reja se alzaba un coro de voces, de risas y de rechifla:
-¡María! ¡María! -le gritaban. Él se hacía tonto dizque barriendo el pasillo para que todo el mundo le chiflara, sabía que al aparecer en el marco de la crujía era la sensación:
-¡María! ¡María! ¡Mira!
-¡Ven María, te voy a dar esto!
Resulta que un día quién sabe por qué dejaron entreabierta la reja de la crujía E y se armó un escándalo cuando apareció el muchacho con su escoba:
-¡Ven, barre aquí adentro, María! ¡Entra!
-¡Mira, ven, hazme caso!
-¡Ven, María, bárrete aquí adentro!
El muchacho sonreía con ánimos de coquetear, retando la rechifla atronadora y los gritos alegres:
-¡Entra! ¡Entra!
Cuando se acercó a la reja entreabierta y entró con su escoba, se produjo un instante de silencio, e inmediatamente pasando ese segundo de sorpresa, estalló una gritería ensordecedora y bajó una jauría saltando de las diferentes literas para rodear al muchacho. El joven María vio que venían todos como leones y asustado gritó:
-¡¡¡Guardia!!! ¡¡¡Guardia!!!
Se detuvieron, la escena se congeló y María aprovechó el desconcierto para salir en silencio. Se había puesto pálido. No me imagino qué hubiera pasado... ¿o me imagino?
Una mañana llegó el Bombero y dijo:
-Ya trajimos la lista de los que van a salir. Voy a ir nombrando uno por uno y van a salir al pasillo con las manos en la nuca, en orden salen a formarse aquí.
Si había algún momento de silencio, ése era el mayor. No podía haber nada más espectacular para todos que la lectura de aquella lista.
Al primero que nombró fue el Pirata quien, como todos, estaba inmóvil arriba en la litera y cuando oyó su nombre bajó volando poniéndose la camisa y al venir bajando con su camisa abierta parecía un pájaro hacia la libertad... como una ráfaga. Y no podía merecer otra cosa más que el aplauso. Todos le aplaudimos al ver que quien estaba sentenciado era el primero en salir. También nombraron al joven guatemalteco.
Así fueron nombrando y nombrando y nombrando y nombrando, como el cincuenta por ciento. Luego volvieron a cerrar la puerta para desilusión de los que nos quedamos adentro y se fue el Bombero con los que salieron. A Raimundo no lo sacaron en esta lista, salió dos días antes.
El Bombero apareció de regreso, se paró otra vez ante nosotros, siempre con sus botas de hule, y nos dijo paternalmente:
-Muchachos, den gracias a Dios que no se fueron en esa lista.
Todos pensamos en el Pirata. Un silencio pesado nos envolvió. Y en ese momento trajeron una cantidad de presos igual a los que habían sacado, eran delincuentes comunes, se veía de inmediato la diferencia. Rápido nos comunicamos entre todos, en voz baja:
-Tengan cuidado, llenaron de gente para seguir investigándonos.
La situación se volvió más difícil. Se había terminado la confianza y las conversaciones. A los pocos días llegó el Bombero con otra lista. Nos sacaron a todos con las manos en la nuca y nos llevaron ante el Ministerio Público a declarar otra vez: “Agentes desconocidos nos habían arrestado equivocadamente...”
Al salir a la sala del Ministerio Público vi cantidad de gente esperando a sus familiares y gente que estaba novelando. Entre ellas estaba la mamá de Víctor, mi papá y mi hermano. Los vi de lejos. Y una viejita de reboso se acercó a decirme:
-Joven, joven, tenga esto... -y me ofreció un billete de a diez pesos, que en ese tiempo era algo de dinero. Vi muy pobre a la señora y le dije:
-No, señora, para qué...
-No, de veras -me insiste-, para algo le tiene que servir. Tómelos, por favor –agarré los diez peso:
-Gracias, señora, gracias...
Al despedirme de Víctor que estaba con su mamá, le dije:
-Cómprate el periódico. Te habló por teléfono en la tarde.

8 de octubre de 2008

Historia a contrapelo

Entrevista a Carlos Antonio Aguirre Rojas

Gualberto Díaz González, sociólogo, profesor de la Facultad de Sociología, Universidad Veracruzana, Sistema Escolarizado y Sistema de Enseñanza Abierta

Entrevista realizada en las instalaciones de Radio Universidad Veracruzana al doctor Carlos Antonio Aguirre Rojas, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, a propósito del curso: “La teoría de la larga duración y el análisis de los sistemas-mundo, dos claves para entender a la América Latina y al México actuales”, que ofreció en la Facultad de Sociología de la Universidad Veracruzana en el mes de mayo de 2008.

El movimiento zapatista mexicano se inscribe en las luchas de larga duración, pero ¿de qué manera podríamos visualizar el movimiento actualmente?
Creo que es una pregunta fundamental, porque el neozapatismo mexicano forma parte de una familia de nuevos movimientos antisistémicos radicales que pueblan hoy la geografía de América Latina. Vale subrayar una cosa, hoy América Latina se encuentra en el frente de vanguardia de las luchas antisistémicas de todo el planeta. Qué quiere decir esto, que las luchas más avanzadas en términos de organización, demandas, discursos, estrategias políticas, se están desarrollando en el semicontinente Latinoamericano. Para ubicarlo en perspectiva, diríamos que el frente de vanguardia de la revolución mundial en 1920 estaba ubicado en la Unión Soviética: el intento de crear por primera vez en la historia humana una sociedad no capitalista. Corriendo rápidamente la película podríamos decir que 50 años después, en 1970 el frente de vanguardia de la lucha antisistémica mundial se encontraba en la China comunista de Mao: la revolución cultural China. Y desde los últimos quince o veinte años ese frente de vanguardia de la lucha antisistémica mundial se ha desplazado a América Latina: los Sin Tierra de Brasil, las comunidades indígenas más radicales de Ecuador o de Bolivia, el movimiento de los piqueteros argentinos y el neozapatismo mexicano, son movimientos realmente antisitémicos. Pero los zapatistas, antes que todos ellos, abrieron el espacio de visibilizacion de estos movimientos que han empezado a ser reconocidos fuera de América Latina.

¿Cómo podríamos representar el impacto de la lucha zapatista a 14 años de su levantamiento armado? ¿Como podríamos ver su vigencia?

No hay duda que en México la caída del PRI, el régimen de partido de Estado que duró 71 años en el poder, se la debemos a la irrupción neozapatista. No fue en realidad el PAN quien derrotó al PRI en el año 2000, tampoco fue el PRD, sino el conjunto de consecuencias políticas de la población mexicana, contradicciones sociales generadas a partir del neozapatismo, determinó el desmantelamiento de las bases del régimen de partido único y abrió espacios. Pero desde el año 2000 los gobiernos del PAN han sido tan corruptos y neoliberales como los del PRI.
Los movimientos indígenas en Perú, Colombia, Ecuador, Bolivia, existían antes del primero de enero de 1994, pero tenían en general una posición defensiva y una proyección local; en cambio, justo a partir de que los zapatistas se levantan, replantean el papel de los pueblos indígenas no solo en México sino en el mundo. A partir de 1994 la ONU misma empieza a hacer comisiones para estudiar a los pueblos indígenas. La carta de derechos de los pueblos indígenas es un intento de mediatizar, desde arriba, el protagonismo de los pueblos indígenas que, insisto, se están haciendo más visibles en el mundo pero sobre todo en América Latina.
También habría que abonarle al neozapatismo el hecho de generar una especie de modelo universal de funcionamiento para los nuevos movimientos antisistémicos, en términos organizativos, discursivos y de estrategias. El movimiento más avanzado hoy en Brasil son los Sin Tierra; en Argentina es el movimiento de los sin trabajo; y los indígenas mexicanos se han definido como un movimiento de campesinos, los sin ciudadanía, sin derechos, sin reconocimiento de su identidad. ¿Por qué subrayo esto? Porque ahora la protesta social no está viniendo de los centros del sistema, sino de sus márgenes; la gente que está siendo excluida por las políticas neoliberales, la gente que este capitalismo en su fase terminal desecha, es la que ahora se organiza para impugnar. ¿Quiénes están creando uno de los movimientos catalizadores y fundamentales en Estados Unidos? Los migrantes, los que no tienen reconocimiento, los sin ciudadanía y sin derechos en Norteamérica. ¿Quién está siendo un catalizador fundamental en Europa? Los habitantes de los suburbios parisinos, que estuvieron a punto de convertirse en un movimiento europeo; son los sin reconocimiento por razones de racismo, los excluidos del espacio de la sociedad francesa y de la sociedad europea, quienes están funcionando también como un modelo organizativo, de modos de relacionarse con la sociedad civil.

El zapatismo se plantea preguntas de carácter universal, desde la perspectiva de Immanuel Wallerstein, por lo que exige respuestas universales, o ¿por qué ha impactado el zapatismo en varias regiones del planeta, cómo se vincula con las demás luchas, por qué en Europa lo miran como vanguardia?
Debemos preguntarnos que luchas sociales, movimientos de protesta, ha habido pocos a todo lo largo y ancho de la historia, pero ¿por qué ciertos movimientos alcanzan una difusión mucho más amplia en la opinión mundial, con repercusiones que trascienden su ámbito local? Wallerstein pone tres ejemplos en el siglo XX: el movimiento de Gandhi en la India se convirtió en un modelo y en un movimiento que no solo tenía impacto a nivel de la india sino a nivel mundial; el movimiento de Nelson Mandela y el Congreso Nacional Africano no sólo tenía relevancia para Sudáfrica o para el continente africano sino para el planeta en su conjunto; y lo mismo le ha sucedido recientemente al movimiento neozapatista al grado que, dice Wallerstein, las figuras de Gandhi, Nelson Mandela y el subcomandante Marcos son como una suerte de iconos mundiales de la lucha y la protesta antisistémica. Y la pregunta que se hace el propio Wallerstein: ¿por qué?, la respuesta va en el sentido que lo planteabas hace un momento, que estos movimientos, a diferencia de otros, han logrado plantear preguntas de carácter universal a través de conflictos locales y lograr dimensión universal al proponer respuestas universales. El movimiento de Gandhi se convirtió no en un movimiento por la independencia de la India sino en un movimiento en contra de todo colonialismo en el planeta, por eso los pueblos que luchaban en contra de la opresión colonial veían un modelo en la lucha de Gandhi; el movimiento de Nelson Mandela y del Congreso Nacional Africano no solamente luchaba contra el Apharthei en Sudáfrica, sino contra toda forma de discriminación racial en el planeta y entonces empezó a tener seguidores y ecos en el propio Estados Unidos, donde el racismo es extremo; y los neozapatistas también han logrado convertir una lucha indígena en una lucha de los sectores excluidos del planeta, y en ese sentido es una lucha anticapitalista de quienes la propia lógica de reproducción del sistema va dejando fuera. Al plantearse la dimensión universal de los problemas que enfrenta y al darle respuestas universales, la lucha contra el colonialismo, la lucha contra el racismo y, en el caso de los neozapatistas, la lucha contra toda forma de exclusión social, les da una dimensión universal que los vuelve planetarios.

Hablemos ahora de la Otra Campaña, la iniciativa política que lanzó el EZLN en el 2006. A dos años de su inicio ¿cómo podríamos ver en lo cotidiano la presencia de este movimiento social?
La iniciativa de la Otra Campaña muestra la generosidad del movimiento neozapatista. Cuando lanzaron la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y plantearon la Otra Campaña dijeron: “para todos todo y para nosotros nada”. La Sexta Declaración es la prueba de afirmación de los neozapatistas, que han logrado construir en Chiapas un experimento social extraordinario. Cualquier persona que va a los Caracoles y ve la manera en que funcionan sus Juntas de Buen Gobierno y convive y se queda dos, tres semanas, un mes, tres meses, trabajando en las comunidades, ¿de qué se da cuenta?: de que ahí se gesta un mundo nuevo no capitalista, donde no rige la lógica económica, de lucro y de obtención de la mayor ganancia, sino una lógica de economía solidaria, donde no funciona el individualismo posesivo de decir quítate tú para ponerme yo, de afirmarme yo aplastándote a ti, sino una lógica de fraternidad, de resolver los problemas entre todos; si salimos adelante será un nosotros colectivo no un yo. También llevan a cabo proyectos pedagógicos donde los profesores dicen: “yo no soy el que lo sabe todo y los alumnos no saben nada”; porque “yo soy un simple compañero de los niños y juntos como colectivo aprendemos cosas nuevas”. Ahí las relaciones de género se están trasformando de manera radical; las mujeres no ven como enemigo al hombre a pesar de que saben perfectamente la opresión que ellas sufren en este sistema, y dicen: “el hombre es tan víctima del capitalismo como nosotras y lo que tenemos que hacer es acabar con estas relaciones injustas de género luchando contra su matriz que es el capitalismo”.
Si los indígenas neozapatistas fueran egoístas podrían haber dicho: en Chiapas tenemos una presencia social indudable, una fuerza y un poder real, podemos vivir así quince, veinte, treinta, cincuenta, doscientos años y nos olvidamos del país, pero la Sexta Declaración dice:: “estamos dispuestos a arriesgar todo lo que hemos logrado (y todo lo que hemos logrado quiere decir el experimento de los Caracoles) para que nuestro país cambie”/ “nos hemos dado cuenta de que nosotros no podemos vivir en un mundo maravilloso de los Caracoles mientras nuestro país se cae a pedazos”. Y arriesgan todo lo que han logrado en 14 años a escala local para tratar de promover un movimiento que transforme todo México.
La opinión que se ha estado difundiendo en los medios de comunicación en general, de que la Otra Campaña no logró pegar, que está en proceso de declive, es una mentira total. La Otra Campaña está creciendo vigorosa y tiene cada vez más fuerza. Que un movimiento y una iniciativa hayan logrado en solo dos años montar una red de movimiento a escala nacional con quince mil adherentes (y un adherente puedo ser yo o puedes ser tú, es decir, individuos, pero también un adherente es la organización de colonos que tiene 3 mil miembros), una red solidaria de intercambio y experiencias, de búsqueda y de construcción, desde abajo, un programa nacional de lucha en dos años, me parece un logro fantástico. Soy muy optimista en ese sentido porque creo que la Otra campaña está fortaleciéndose, está cobrando fuerza que ya les empezó a meter ruido a las clases gobernantes. Precisamente porque se dieron cuenta de lo exitosa que estaba empezando a ser la Otra Campaña desataron lo que pasa ahora en Chiapas, un escalamiento de la guerra que ha sido documentado por organizaciones no gubernamentales y derechos humanos. Hay que volver a repetirlo: el 70% de los efectivos de los que dispone el ejercito mexicano está hoy acantonados en Chiapas, y el 30% está en el resto del país. Chiapas vive bajo un estado de sitio permanente, pero lo más grave es que en los últimos meses se han estado reposicionando los campamentos militares, se han incrementado los que se llaman “grupos de respuesta inmediata”, se preparan escenarios de guerra. Si no salimos a la calle, si no denunciamos públicamente esto, si no tomamos acciones, podemos vivir no una revisión de Acteal 10 años después, sino un Acteal cuadriplicado. Creo que el gobierno de Felipe Calderón ha estado incrementando esta presión y hostigamiento contra las comunidades zapatistas para detener el crecimiento de la Otra Campaña, y de alguna manera lo ha logrado, porque el plan que tenía los zapatitas de volver a recorrer el país desde finales del año pasado tuvo que ser detenido. Los compañeros tuvieron que replegarse por el momento. Ahora están decidiendo estrategias inteligentes para confrontar este escalamiento de la guerra y seguramente muy pronto nos plantearán nuevas iniciativas, pero el papel nuestro es denunciar este escalamiento de la guerra.

Cuando los zapatistas se preocupan por el conjunto del país y no solamente por su localidad, de la misma manera se están preocupando por el mundo entero, porque saben que una parte no se puede cambiar si no se cambia el todo, ¿es la cuestión de los sistemas-mundo a lo que se refiere Wallerstein?
Claro, esta observación es muy importante. Ellos dicen: por el momento la Otra Campaña es a escala de México, pero hay que recordar que junto a la Sexta Declaración se abrió la Sexta Internacional. Los zapatistas tienen conciencia: cuando se logre cambiar las cosas de manera radical en México, cuando repartamos la riqueza de manera equitativa, cuando instauremos un gobierno de mandar obedeciendo, la tarea que queda es plantearnos el problema Latinoamericano y luego el mundial, o como ellos dicen: “para articular luchas que se están dando en toda América Latina, vincularnos con lo que está sucediendo en Estados Unidos, queremos saber qué cosas se están desarrollando en Europa”. Tienen claro que cualquier lucha a nivel local o nacional sólo se puede decidir a escala global, y entonces quieren contribuir desde México a una lucha que al mismo tiempo se desarrolle en Brasil, Argentina, Europa, Rusia, Asia.

Qué pasa en el escenario político actual, en relación con la demanda de que Pemex no se debe privatizar: ¿existe un movimiento social en la defensa de Pemex o es una movilización coyuntural?; ¿cómo podíamos distinguir estos dos términos que muchas veces se confunden y se malinterpretan?
Cuando hablamos de movimientos sociales se confunden muchas cosas y creo que Inmmanuel Wallerstein ha tratado de aclarar esto, pero no solamente él. Una movilización social tiene un objetivo limitado y puntual, a diferencia de lo que es un movimiento organizado, estructurado, con objetivos inmediatos y mediatos, que eventualmente pueden coincidir con los de una movilización, pero tiene objetivos de mediano y largo plazo. En ese sentido, creo que el movimiento que Andrés Manuel López Obrador está tratando de gestar es más bien una movilización en defensa del petróleo. Estuve en otra entrevista y me preguntaban esto y creo que cualquier mexicano bien nacido se opone a estos procesos neolibelares de privatizar Pemex, pero desde la Otra Campaña, en mi opinión, tendríamos que darle vuelo y amplitud al análisis porque lo que tendríamos que preguntarnos es: “Ok, logramos que Pemex siga siendo propiedad estatal”, pero el problema es quién controla hoy el Estado mexicano; estamos defendiendo la propiedad estatal en contra de este gobierno entreguista de Felipe Calderón que quiere privatizar para enriquecerse él, pero pongamos el caso de que el día de mañana hubiese un grupo neoliberal moderado, como el grupo de Andrés Manuel López Obrador, ¿estamos defendiendo la propiedad del petróleo mexicano para que un sector de la burguesía más nacionalista sea quien lo usufructúe? Yo creo que nosotros tendríamos que decir: “claro que nos oponemos a la privatización, pero lo que quisiéramos es que el petróleo sea nuestro, manejado por un Estado que mande obedeciendo”, y plantear cosas concretas: ¿dónde están los beneficios enormes que se están obteniendo hoy del petróleo?, ¿en qué deberían de usarse? Deberían de usarse en gasto social, más escuelas, hospitales, subirle el salario a la clase obrera, pagarle decentemente a los profesores de las universidades, incrementar la investigación científica. Eso no lo va a hacer Felipe Calderón y tampoco lo haría un gobierno eventual de López Obrador, entonces, nosotros estamos en contra de la privatización de Pemex pero no nos basta defender la propiedad estatal del petróleo, tenemos que ir más allá.

El movimiento de López obrador ha encauzado los sentimientos de agravio acumulados históricamente en los mexicanos, los ha encauzado justamente para quitarle el detonador a la granada, es decir, para mediatizar. ¿López obrador de ninguna manera pretende un cambio a la manera de los zapatistas?
Aquí hay que recordar una cosa: López Obrador cuando fue entrevistado y le preguntaron: ¿que cosa es lo que usted quiere hacer?, respondía claramente: “yo no voy a alterar los equilibrios macroeconómicos de nuestro país”. ¿Qué quiere decir no alterar los equilibrios macroeconómicos? Quería decir que no iba a romper con las políticas neoliberales que hemos estado padeciendo los últimos veinte años. Y hay que decir entre paréntesis, él mismo estaba bastante atrasado al respecto, porque ahora el presidente del Banco Mundial y el vicepresidente del Fondo Monetario Internacional están criticando el neoliberalismo al decir que sus políticas quizá no fueron tan buenas, que crearon demasiada pobreza, que acentúan el conflicto social.
Y el propio López obrador ha sido el primero que ha matado la posibilidad de convertir la movilización que hubo en contra del fraude electoral en un verdadero movimiento, porque la gente en el fondo se ha desilusionado mucho. La gente frente al fraude electoral estaba dispuesta, y lo decían sus propios asesores que llegaron a plantear a López obrador: “cerremos la ciudad de México”. Y la ciudad de México es muy fácil de paralizar porque está conectada con el resto del país solo por cinco carreteras. ¿Cuántas personas se necesitan para bloquear una carretera? Como nos lo enseñan los piqueteros argentinos y los indígenas colombianos, con tres mil personas tú paras una carretera y no pasa nadie. Claro, les mandan al ejército, pero los piqueteros no son tontos, cuando el ejército y la policía llegan, se repliegan y lo único que hacen es montar otra vez el piquete un kilómetro atrás, y si les mandan a la policía un kilómetro atrás se repliegan otro kilómetro y les mandan otra vez pero para eso ya dieron la vuelta y por detrás del ejército vuelven a instaurar el piquete. Eso se podría hacer muy fácil en México, bastarían 5 mil gentes para cada una de las carreteras; con 25 mil personas se puede paralizar el funcionamiento de la ciudad de México, y si hubiesen hecho eso habrían obligado a que se revisara voto por voto y casilla por casilla. Pero el propio López obrador no quiso: “no, no queremos derramamiento de sangre”, dijo.
También López Obrador se ha rodeado de una cantidad de personas que no tienen la menor credibilidad. Recuerdo cuando el desafuero, el orador era Porfirio Muñoz Ledo, la gente empezó a chiflar y a criticar y no lo dejaron hablar y Muños Ledo que llevaba preparado un discurso de 15 minutos tuvo que hablar 3 y callarse. Si la gente que rodea a López Obrador es Porfirio Muñoz Ledo y Manuel Camacho y Socorro Díaz y Jesús Ortega, ¿quién va a querer poner las manos de este país en ese grupo de gentes sin credibilidad política?

Se ha hablado mucho sobre la desvinculación de los problemas sociales con lo que se enseña en las aulas: lo que pasa en la calle y lo que se ve en clases. ¿A qué se debe esta desvinculación?.
Creo que el problema se inscribe en un horizonte más general y que Immanuel Wallerstein ha tratado de desarrollar: la crisis terminal del capitalismo. ¿Qué es lo que ha sucedido? Todos los estados en el mundo viven esto que los economistas llaman la crisis fiscal de los estados; porque ahora tienen menos recursos para atender sus tareas históricas: la seguridad como el monopolio de la violencia (pacificar y asegurar); la salud y la educación pública. Pero la educación y las universidades están en una crisis terrible porque cada vez más el Estado no las provee de recursos para que funcionen normalmente. Y si le sumamos a esto los procesos de privatización de la educación a nivel universitario... la universidad privada está peor, porque sigue una lógica de lucro, se venden los títulos como papeles al mejor postor.
¿Pero la universidad pública por que está en crisis? Además de que le recortan recursos al mismo tiempo se masifica, la demanda crece cuando la oferta disminuye, entonces un profesor que antes le daba clases a quince o a veinte estudiantes, y que podía tutorearlos en el buen sentido, podía con cada uno de ellos tener asesoráis, sugerir bibliografía, reunirse y apoyar a los que estuvieran atrasados; pero eso deja de ser posible cuando el mismo profesor en vez de dar clases a dos grupos, tiene que dar a cuatro, luego a seis y luego a ocho. y cuando sus grupos pasan de ser de veinte a cuarenta, a cincuenta, a setenta... Es lo que ha pasado en todas las universidades del mundo. Además los profesores tienen salarios muy bajos que no les alcanza, por lo que tienen que dar clases en dos universidades, en una pública y en una privada, o buscarse otros empleos para completar.
Es una catástrofe si a eso le sumamos las políticas perversas que el Estado mexicano está siguiendo en los niveles preuniversitarios. Hay que denunciarlo… me quedé impactado de que alumnos míos que estudiaron la carrera de historia ahora sean profesores en secundaria o en preparatoria de ciencias sociales y dicen que el Estado mexicano ha dicho que un profesor de cualquier materia no puede reprobar a mas del 5% de su grupo; si tiene 20 estudiantes tiene que pasar a 19 y, como una ley, solo puede reprobar 1. ¿Qué es lo que esto provoca? Que los niños pasan sin saber escribir bien, no saben leer un texto en el sentido de comprender lo que el texto está diciendo, no saben bien matemáticas, no saben bien geografía, no saben bien historia y, como se vuelve un régimen de simulación, entonces los niños llegan a primaria, a secundaria, a preparatoria y a la universidad sin tener una formación sólida, y no es culpa de ellos, es culpa de la Secretaria de Educación Publica que instaura este régimen de simulación para no reconocer el fracaso de su proyecto educativo.

¿De ahí la desvinculación de lo que el alumno recibe en la universidad con lo que está pasando en su entorno?
Claro, lo que está pasando en las universidades es una pérdida del sentido crítico, los estudiantes si a duras penas están mal aprendiendo las cosas, difícilmente pueden decir: los conocimientos que yo he adquirido en la universidad puedo retribuírselos a la propia sociedad ayudando a entender los problemas sociales que se viven. Aunque debo aclarar un punto, a pesar de todo los estudiantes mexicanos se mueven, no gracias a las universidades sino a veces a pesar de ellas, y tienen esa ansia de saber, se meten a Internet, se vinculan con algunos profesores (porque felizmente los sigue habiendo que, contra viento y marea, siguen introduciendo perspectivas críticas) y tratan de irse de viaje en plan de mochileros a Estados Unidos o se van a recorrer Guatemala y Centroamérica o de repente se suben en un barco y trabajando en él llegan a Europa y se pasan un año y vuelven y esos estudiantes son los que más iniciativa tienen, curiosamente, los que están vinculados a movimientos sociales, que de repente van a los Caracoles zapatistas, participan en la Otra Campaña, preocupados de lo que pasa en este mundo actual y de involucrarse seriamente para ayudar a cambiar las cosas.

Hay un silencio mediático sobre lo que está pasando hoy en Chiapas, ¿cómo podemos contrarrestar esto nosotros como ciudadanos de a pie, como profesores universitarios? ¿Existe realmente una sociedad civil que pueda preocuparse por lo que está pasando en Chiapas?
Creo que sí existe una sociedad civil nacional e internacional, pero justo como lo han dicho los propios neozapatistas, un poco en tono de broma, de que la sociedad civil mexicana es esa especie de señora medio caprichosa de comportamiento imprevisible. No me cabe la menor duda que fue la sociedad civil mexicana la que paró la masacre en Chiapas el 12 de enero de 1994, cuando fuimos un millón y medio de personas y llenamos el zócalo y dijimos no a la guerra y forzamos a Carlos Salinas de Gortari a declarar la tregua y a abrir el espacio de los diálogos de San Cristóbal; cuando la sociedad civil acompañó la marcha del Color de la Tierra; cuando llegaron los 1111 zapatistas; la consulta de los cinco mil delegados... creo que ha jugado un papel fundamental. Pero desafortunadamente la sociedad civil tiene este comportamiento cíclico, cuando hay una situación de emergencia se manifiesta contundentemente y a veces realiza un apoyo importante y logra incidir de una manera fundamental, pero no se ha logrado que esta sociedad civil adquiera una estructura orgánica y participativa y, en ese sentido, que esté constantemente presente, no solo en situaciones de emergencia. Uno de los objetivos de la Otra Campaña va en ese sentido: ser una red que pueda darle un esqueleto orgánico a esta participación constante y activa de la sociedad civil.
Y lo que se puede hacer contra el silencio mediático es denunciar en todos los foros que nos sea posible. Si somos periodistas de radio o escribimos, debemos denunciar esta situación: que la llamaba guerra de baja intensidad se está volviendo una guerra no declarada públicamente pero en acto en contra de las comunidades zapatistas. Y en segundo lugar, salir a la calle y protestar para denunciar el riesgo creciente de una salida militar al conflicto y, debemos insistir en esto, la peor de las salidas al conflicto en Chiapas es la militar, pero desafortunadamente parecer ser que el grupo de Felipe Calderón está acariciando la tentación de tomar esa salida.
Llama la atención un hecho: desde que Felipe Calderón tomó posesión como presidente de México nunca ha hecho una declaración pública sobre Chiapas, nunca ha dicho cual es su posición. Porque Vicente Fox decía tonterías: “voy a resolver el conflicto en 15 minutos” y después permitió que la Marcha del Color de la Tierra llegara a la ciudad de México, después manipuló las cosas y con el aval del PRI, PAN y PRD, echó atrás la reforma indígena. Pero calderón no ha hecho una sola declaración pública sobre el conflicto en Chiapas, lo cual me parece un presagio siniestro que, insisto, debemos detener con la denuncia y la movilización.


Fotografía: Gualberto Díaz

7 de octubre de 2008

El EZLN convoca al Primer Festival Mundial de la Digna Rabia

COMUNICADO DEL COMITÉ CLANDESTINO REVOLUCIONARIO INDÍGENA-COMANDANCIA GENERAL DEL EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL.
COMISIÓN SEXTA-COMISIÓN INTERGALÁCTICA DEL EZLN.

MÉXICO.

15 Y 16 DE SEPTIEMBRE DEL 2008.

A L@S ADHERENTES A LA SEXTA DECLARACIÓN Y LA OTRA CAMPAÑA:
A L@S ADHERENTES A LA ZEZTA INTERNAZIONAL:
AL PUEBLO DE MÉXICO:
A LOS PUEBLOS DEL MUNDO:

COMPAÑERAS Y COMPAÑEROS:
HERMANOS Y HERMANAS:

Aquí está de nuevo nuestra palabra.
Esto vemos, esto miramos.
Esto llega a nuestro oído, a nuestro moreno corazón llega.


I.
Allá arriba pretenden repetir su historia.
Quieren volver a imponernos su calendario de muerte, su geografía de destrucción.
Cuando no nos despojan de nuestras raíces, las destruyen.
El trabajo nos roban, la fuerza.
Nuestros mundos, la tierra, sus aguas y tesoros, sin gente dejan, sin vida.
Las ciudades nos persiguen y expulsan.
Los campos mueren y nos mueren.
Y la mentira se convierte en gobiernos y el despojo arma a sus ejércitos y policías.
En el mundo somos ilegales, indocumentados, indeseados.
Perseguid@s somos.
Mujeres, jóvenes, niños, ancianos mueren en muerte y mueren en vida.
Y allá arriba predican para abajo la resignación, la derrota, la claudicación, el abandono.
Acá abajo nos vamos quedando sin nada.
Sólo rabia.
Dignidad tan sólo.
No hay oído para nuestro dolor como no sea el del que como nosotr@s es.
Nadie somos.
Solos estamos y sólo con nuestra dignidad y con nuestra rabia.
Rabia y dignidad son nuestros puentes, nuestros lenguajes.
Escuchémonos pues, conozcámonos entonces.
Que nuestro coraje crezca y esperanza se haga.
Que la dignidad raíz sea de nuevo y otro mundo nazca.
Hemos visto y escuchado.
Pequeña es nuestra voz para eco ser de esa palabra, nuestra mirada pequeña para tanta y tan digna rabia.
Vernos, mirarnos, hablarnos, escucharnos hace falta.
Otros somos, otras, lo otro.
Si el mundo no tiene lugar para nosotr@s, entonces otro mundo hay que hacer.
Sin más herramienta que la rabia, sin más material que nuestra dignidad.
Falta más encontrarnos, conocernos falta.
Falta lo que falta…


II
A 3 años de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, el EZLN ha hecho una reflexión colectiva, alimentada por el horizonte más ancho que nuestr@s compañer@s de La Otra Campaña en México y de la Zezta Internacional en el Mundo nos han regalado.

No es poco lo que hemos visto y escuchado, en veces directamente, en veces en las palabras y miradas de l@s otr@s.

Tanta es la rabia que tocamos y tanta la dignidad que encontramos que pensamos que somos más pequeños todavía de lo que creíamos.

En México y en los 5 continentes hemos encontrado lo que intuíamos cuando iniciamos éste nuestro sexto paso: hay otro mundo, hay otro camino.

Si la catástrofe que se avecina puede evitarse y la humanidad tiene otra oportunidad, será por es@s otr@s que, abajo y a la izquierda, no sólo resisten, también esbozan ya el perfil de otra cosa.

De algo diferente a lo que arriba ocurre.

En la imposible geometría del Poder político, los fundamentalismos se reparten equitativamente: las derechas se tornan ultraderechas y las izquierdas institucionales se mudan a la imposible derecha ilustrada. Quienes en la prensa progresista se quejan de que los fanáticos de la prensa de enfrente censuren, tergiversen y calumnien a su caudillo, a su vez censuran, tergiversan, calumnian y callan frente a cualquier otro movimiento que no se haya doblegado al dictamen del cabecilla, y sin pudor reparten condenas y absoluciones al compás de un rating mediático sin sentido. Fanáticos de uno y otro lado disputan mentiras vestidas de verdades y los crímenes valen según el tiempo mediático que ocupan. Pero todo esto no es sino el pálido reflejo de lo que ocurre en la política.

El hastío frente al cinismo y la incompetencia de las clases políticas tradicionales, se ha ido convirtiendo en rabia. En veces esa rabia sigue la esperanza de un cambio por los mismos caminos de siempre, y se topa o con la desilusión que inmoviliza o con la fuerza arbitraria que avasalla. El norte revuelto y brutal vuelve a las andadas. Cuando no patrocina fraudes electorales (como en México), promueve, alienta y financia golpes de Estado (como ahora intenta en Bolivia y Venezuela). La guerra sigue siendo su diplomacia internacional por excelencia: Irak y Afganistán arden pero, para la desesperación de arriba, no se consumen.

Las imposiciones de hegemonismos y homogeneidades a escala mundial, encuentran en las naciones, en las regiones y en las pequeñas localidades, los aprendices de brujo que ensayan la imposible vuelta histórica a un pasado donde el fanatismo era ley y el dogma ciencia. Mientras tanto, las clases políticas gobernantes han encontrado en el mundo de la farándula el disfraz adecuado para ocultar su ingreso al crimen organizado.

Harto de tanta avaricia, el planeta empieza a pasar la impagable cuenta de su destrucción. Pero las catástrofes “naturales” también son de clase y sus estragos se hacen sentir sobre todo entre los que nada tienen y nadie son. Frente a esto, la estupidez del Poder no tiene límites: millones y millones de dólares se dedican a fabricar nuevas armas y a instalar más bases militares. El Poder del capital no se preocupa de formar maestr@s, médic@s, ingenier@s, sino soldados. No prepara constructor@s, sino más destructores.

Y quienes se oponen a eso son perseguid@s, encarcelad@s, asesinad@s.

En México están en la cárcel campesinos que defendieron su tierra (San Salvador Atenco); en Italia son perseguidos y tratados como terroristas quienes se oponen a la instalación de bases militares; en la Francia de “la libertad, la igualdad y la fraternidad” los seres humanos sólo son libres, iguales y hermanos si los papeles así lo dictan; en Grecia la juventud es un vicio que hay que erradicar; otra vez en México, pero ahora en la ciudad del mismo nombre, l@s jóvenes son criminalizados y asesinados y nada pasa porque no está en la agenda que arriba dictan los de uno y otro lado, mientras una consulta legítima se convierte en el penoso lavamanos de un jefe de gobierno asesino; en la España de la moderna Unión Europea se cierran publicaciones y se criminaliza una lengua, el euskera, pensando que matando la palabra matan a quien la enarbola; en la Asia tan cercana, a las demandas campesinas se responde con sinrazones blindadas; en la soberbia Unión Americana, nacida de la sangre de inmigrantes, se persigue y asesina a l@s otr@s colores que ahí trabajan; en el largo dolor que se llama Latinoamérica es despreciada y humillada la sangre morena que la sostiene; en el Caribe insumiso, un pueblo, el cubano, debe sumar a la desgracia natural la de un bloqueo imperial que no es más que un crimen sin castigo.

Y en todos los rincones de la geografía del mundo y en todos los días de sus calendarios, aquell@s que trabajan, aquell@s que hacen andar las cosas, son despojados, despreciados, explotados, reprimidos.

Pero también hay veces, muchas, tantas que la sonrisa nos arrancan, que las rabias buscan sus propios caminos, nuevos, otros. Y el “no” que levantan ya no sólo resiste, también empieza a proponer, a proponerse.

Desde nuestra aparición pública, hace ya casi 15 años, ha sido nuestro empeño el ser puente para que las rebeldías caminen de uno a otro lado.

En veces lo hemos conseguido, en veces no.

Ahora vemos y sentimos no sólo la rebelde resistencia que, hermana y compañera, se mantiene a nuestro lado y alienta nuestros pasos.

Ahora hay algo que antes no estaba, o que no alcanzamos a ver entonces.

Hay una rabia creativa.

Una rabia que pinta ya todos los colores de los caminos de abajo y a la izquierda en los cinco continentes…

III

POR TODO ESTO, Y COMO PARTE DE LOS ACTOS CON MOTIVO DEL 25 ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DEL EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL, LOS 15 AÑOS DEL INICIO DE LA GUERRA CONTRA EL OLVIDO, EL QUINTO AÑO DE LAS JUNTAS DE BUEN GOBIERNO Y EL TERCER AÑO DE LA OTRA CAMPAÑA Y LA ZEZTA INTERNACIONAL, LOS HOMBRES, MUJERES, NIÑOS Y ANCIANOS DEL EZLN CONVOCAMOS A TOD@S L@S REBELDES DE MÉXICO Y EL MUNDO A LA CELEBRACIÓN DEL


PRIMER FESTIVAL MUNDIAL DE LA DIGNA RABIA

CON EL TEMA DE:

OTRO MUNDO, OTRO CAMINO: ABAJO Y A LA IZQUIERDA

A CELEBRARSE EN LAS SIGUIENTE SEDES Y FECHAS:

LA OTRA CIUDAD DE MÉXICO, DISTRITO FEDERAL, LOS DÍAS 26, 27, 28 Y 29 DE DICIEMBRE DEL 2008. EN EL LIENZO CHARRO DE LA ASOCIACIÓN LOS CHARROS REYES DE IZTAPALAPA, del Frente Popular Francisco Villa Independiente-UNOPII, en la avenida Guelatao # 50, Colonia Álvaro Obregón, Delegación Iztapalapa, cerca de la estación Guelatao del metro, donde se celebrará la exposición. Y EN EL LOCAL DE UNÍOS, en la calle Dr. Carmona y Valle #32, colonia Doctores, cerca de la estación Cuauhtemoc del metro, donde se realizarán otras actividades.

EL CARACOL DE OVENTIK, CHIAPAS, SEDE DE LA JUNTA DE BUEN GOBIERNO “CORAZÓN CÉNTRICO DE LOS ZAPATISTAS DELANTE DEL MUNDO”, LOS DÍAS 31 DE DICIEMBRE DEL 2008 Y PRIMERO DE ENERO DEL 2009.

LA CIUDAD DE SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, CHIAPAS, LOS DÍAS 2, 3 Y 4 DE ENERO DEL 2009. EN EL LOCAL DEL CIDECI, ubicado en el Camino Real de San Juan Chamula s/n, Colonia Nueva Maravilla.

ALGUNOS DE LOS SUBTEMAS DEL FESTIVAL SERÁN:

.- OTRO CAMPO.
.- OTRA CIUDAD.
.- OTRA COMUNICACIÓN.
.- OTRO ARTE Y OTRA CULTURA.
.- OTRA POLÍTICA.
.- OTRO MOVIMIENTO SOCIAL.
.- OTRA HISTORIA.
.- OTRA SEXUALIDAD.

EL FESTIVAL “OTRO MUNDO, OTRO CAMINO: ABAJO Y A LA IZQUIERDA”, TENDRÁ LAS SIGUIENTES CARACTERÍSTICAS:

1.- En la sede de la Ciudad de México se instalará una gran exposición nacional e internacional donde cada lucha, cada experiencia, cada rabia, tendrá un espacio donde pondrá un su puesto para mostrar su lucha y su coraje. Para que tod@s les miremos, les escuchemos, les conozcamos.

2.- En la sede en territorio zapatista, la dignidad y la rabia se harán arte y cultura, música y canto, porque la rebeldía también se baila. Y con palabras el dolor se hará esperanza.

3.- En la sede en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, la palabra irá y vendrá para más palabras nacer y fuerza y razón dar a la rabia.

4.- Los grupos, colectivos y organizaciones nacionales e internacionales que participen en el festival serán solamente los que sean invitados para tal efecto. Para esto, la Comisión Sexta del EZLN ha iniciado consultas con organizaciones políticas y sociales, así como con colectivos y grupos anarquistas y libertarios, de comunicación alternativa, de arte y cultura, de defensa de los derechos humanos, de trabajador@s sexuales, con intelectuales activistas sociales, con ex pres@s polític@s, tod@s adherentes a la Sexta Declaración; y con grupos, colectivos y organizaciones de otros países, tod@s parte de la Zezta Internazional. Después de estas consultas se establecerán los criterios para las invitaciones y los criterios de participación.

5.- Para las mesas redondas y conferencias magistrales, el EZLN invitará a organizador@s sociales, pensador@s, y a dirigent@s de proyectos anticapitalistas de México y el Mundo. La lista de invitados será dada a conocer posteriormente.

6.- Más detalles de cómo pensamos que será este festival de la digna rabia serán dados a conocer en su oportunidad (o sea, cuando tengamos una idea aproximada del problema en que nos/l@s estamos metiendo).

Es todo por ahora.

¡LIBERTAD Y JUSTICIA PARA ATENCO!

Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Por el Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.


Subcomandante Insurgente Marcos.
México, Septiembre del 2008.